3 de junio de 2008

espejos

"El hombre vive y no se ve"
Luigi Pirandello

A veces, nuestros sentimientos, nuestros comportamientos, juicios y comentarios son falsos porque no nos detenemos a escucharnos a nosotros mismos. Huimos de los espejos que nos devuelven nuestra imagen, o somos incapaces de interpretarla, o simplemente: no queremos.

Tanto para Pirandello como para Brecht, el teatro es el gran espejo: nos muestra al hombre como en un escaparate. Hay matices, claro: Pirandello veía una funcionalidad del teatro más existencialista y metafísica, mientras que Brecht buscaba la liberación socio-cultural e histórica del hombre en un sentido político y ético.

Hay muchos espejos. El teatro es uno, y ojalá lo fuese aún más (ahí es dónde entramos nosotros en juego con nuestra cruzada, compañero), pero hay muchos otros. Y, por suerte o por desgracia, no por no mirar desaparece la imagen... Abras o no el sobre, no vas a cambiar lo que pone. Leas o no, las letras están ahí. A veces sólo hay que entornar un poco los ojos para enfocar. Otras, por mucho que los entornemos, no vamos a ver la imagen en 3D que se esconde tras los colores. Ya se sabe que "montas un circo y te crecen los enanos"...

El mayor espejo está dentro de uno mismo, pero como dice mi Abuela: dale tiempo al tiempo y el tiempo, tiempo te dará.

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