buRbUjaS dE pAPeL

A veces, sin previo aviso, te encuentras en la calle en medio de una enorme tormenta. Y es genial porque, sin comerlo ni beberlo y en un instante, te calas hasta los huesos. Rápida e intensamente. Todo tú estás empapado, embebido en el chaparrón, en esa vorágine de truenos, relámpagos, estruendos y agua.
Otras, sin embargo, sientes cómo la lluvia se te acerca poco a poco. Sigilosa. La hueles en el aire, la sientes en la piel... De pronto, una tímida gota acaricia tu cara. Después otra. Y otra. Y otra más... La lluvia te va calando poco a poco y cada gota es una caricia que despierta tu piel y tu espíritu. Y tu sonrisa.
Lo malo es que al final terminas igualmente empapado, corriendo a casa en busca de una buena toalla y con suerte, una chimenea y una taza de té calentita.

Sería interesante ser una burbuja de papel...Podrías recorrer el aire y dejarte empapar por la lluvia, ya sea en una tormenta o en una suave lluvia de verano, pero no correrías el riesgo de romperte al primer contacto con otra gota o con algo más sólido como las burbujas normales. Podrías fusionarte con otras burbujas... aunque para eso el papel no podría ser demasiado duro y en ese caso correrías el riesgo de perder tu forma...
Sería una coraza como otra cualquiera, en realidad.
Pero sería bonito ver burbujas de papel.


Prefiero el calabobos a la tormenta eléctrica.