25 de abril de 2008

de repente, un regalo

de repente, me encuentro con media hora más...
de repente, hay un paseo al final de la calle... un paseo habitado por todo tipo de personajes que poblan bancos, pasean, charlan, esperan...
de repente, ese maravilloso olor se acerca cautelosamente a mí y se cuela por mis orificios nasales para llenar mi cuerpo de un verde primaveral que ilumina, un color de algodón que me invade... llena mi cuerpo dotándole de otra consistencia...
Una nube de aroma, sentada en un banco, sonríe.
Y yo con ella.

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